domingo, 18 de marzo de 2007

ROLANDO Y YO

Hace un par de semanas me toco estar presente en una pelea callejera en un tianguis de mi colonia. Eran dos tipos como de "barrio", uno saco una navaja e hirió al otro. La gente estaba asustada, pues había niños, señoras; pero solo un señor y yo los tratamos de separar. El tipo que hirió al otro muchacho se fue y no hubo quien lo detuviera, sería por miedo o por no meterse en problemas. Mientras el otro tipo estaba sangrando del antebrazo. Ante los ojos de la gente el tipo se estaba desangrando, él estaba asustado, se quedo por unos segundos parado viendo su brazo sangrar, estaba paralizado, mientras una señora le decía: "vete al hospital". El muchacho traía una mochila y su grabadora que venía escuchado. Me acerque para ayudar al muchacho (he de confesar que soy de lo más cobarde para eso de ver sangre, heridos; por eso estudie política y gobierno), al ver que la herida era profunda y que la sangre no cesaba, les pedí a los tianguistas que me dieran un trapo o algo para hacerle un torniquete. Nadie me hizo caso el muchacho reacciono y comenzó a caminar fuera del tianguis, lo seguí. Ante la mirada de la gente el tipo se desangraba y yo seguí pidiendo un trapo, un trapo les decía a los comerciante nadie fue bueno para darme un trapo, al llegar casi a la salida del tianguis dije a una señora "cuanto por esa blusa, me dijo $15 pesos, tenga le dije". Pare en seco al tipo, para poderle hacer el torniquete, era la primera vez que me enfrentaba a una escena de primeros auxilios. El caso es que al amarrarle la blusa con fuerza, la sangre ceso. Ninguna patrulla paso en ese momento. Le dije al muchacho que fuéramos al hospital para que lo revisaran, pues había perdido mucha sangre. Nos subimos al camión, él iba amarillo por toda la sangre que había perdido. Ya en el camión el tipo se agarro llorando, como que apenas le estaba cayendo el veinte de lo ocurrido y decía cosas sin sentido. Se presento, me dijo me llamo Rolando, gracias estar haciendo esto, gracias. Me dio su mano toda llena de sangre y me dijo ahora seremos amigos de sangre, nos reímos; la tensión comenzó a ceder.
Llegamos a emergencias del Hospital de Occidente, que esta relativamente cerca de donde sucedió el percance. Lo atendieron de inmediato, yo me quede afuera esperando que abrieran el consultorio donde lo habían pasado para darle su grabadora pues tenía que regresar con mi madre que la había dejado en el tianguis sola, pues le dije que iba a comprar fruta.
Este domingo volvió a ir al tianguis, llevo a su hermana. Llego al negocio y sus ojos eran diferentes ya no eran esos ojos llenos de miedo y de lágrimas, ahora brillaban y no dejo de agradecerme. Su antebrazo aun seguía vendado pero el estaba bien. Le pregunte sobre del por que el otro tipo lo había atacado y dijo que no sabía y que nunca había visto al otro tipo.
La verdad soy muy impulsiva y hago las cosas en el momento después pienso lo que hice. Pues se que si las pienso se que no lo voy hacer; aunque después estaba casi llorando, al recordar como se agarraron a golpes, al ver la sangre, la herida, la insensibilidad de la gente. Me recordaba en el camión con un tipo desconocido, como de un metro ocheta, corpulento, tatuado, llorando en el camión como un niño. Ahora me acuerdo y pienso las cosas y me da un poco de risa.
Por lo regular al ayudar a la gente siempre pienso en mi familia, en mis hermanos en mis padres, el saber que nadie esta encento de ese tipo de situaciones.

TODO LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE VAMOS A COSECHAR.